La semana pasada, la Fundación Innovacien de Chile me invitó a ser parte del cierre del programa “Con Fuerza de Mujer” que desarrollaron durante el año 2020 para el apoyo y empoderamiento de emprendedoras chilenas.
Fue muy gratificante para mí ver al menos una docena de estas emprendedoras en el evento final, y todas ellas tenían una característica en común: su cara de felicidad por haber concluido una etapa y un entrenamiento muy importante para su presente y su futuro.

Este año de pandemia fue un año especialmente difícil y desafiante para todos los países del mundo, pero más que nada para las poblaciones más vulnerables. En este sentido, las mujeres se han visto a cargo no sólo de las tareas del hogar y el cuidado de los niños, sino también de desarrollar su propio emprendimiento o seguir adelante con su profesión.
Hace varios años que llevo adelante programas de mentoreo de emprendedoras, estudiantes, voluntarios y pasantes. Este año, quería contarles cuál fue la experiencia de acompañar a mujeres que dentro del contexto tan difícil de la pandemia, llevaron adelante sus emprendimientos con éxito. Muchas mujeres empezaron de cero y muchas necesitaron cambiar su modelo de negocio para volcarlo a la virtualidad.
En todos los casos, el rol del mentor es acompañar las ideas y las iniciativas, y a través de la experiencia propia, mostrar mejores prácticas y acciones para innovar y crecer. Durante períodos tradicionales y sin crisis, esto es relativamente sencillo, ya que contamos con muchas herramientas tanto en el ámbito en línea como en las distintas redes de apoyo que están dispuestas a apoyar a quienes inician un nuevo emprendimiento.
Pero este año fue especialmente desafiante siendo que todos los ámbitos sociales, económicos, financieros y de desarrollo, estaban atravesando grandes desafíos.
Cuando uno inicia un proceso de mentoreo, inicia un proceso de preguntas y respuestas, pero más que nada, inicia el compromiso de trabajar al lado de una persona o de una institución, con una responsabilidad muy grande que es acompañar a esta persona a encontrarse a sí misma, a saber, qué es lo que va a producir, qué es lo que va hacer, cómo lo va a hacer, qué tanto aprendió y qué tanto le puede dar uno como mentor.
Este año, Innovacien me dio el gran reto de no sólo acompañar a una de las jóvenes emprendedoras del programa, sino también de entender el contexto sumamente complejo en el cual estábamos haciendo este programa.
Tuve el placer de mentorear durante varias semanas a Bárbara, una de las beneficiarias del programa que vive en el norte de Chile en una situación bien desafiante. Ella tiene un emprendimiento familiar propio. Siembra y cosecha vegetales, hortalizas, especias
Este año Bárbara descubrió la potencialidad, el empuje y la fuerza que puede tener la tecnología aplicada en su emprendimiento familiar. Los que conocen a Bárbara saben que ella es además una mamá muy dedicada, tiene dos niños pequeños, vive con sus padres, y lidera prácticamente el emprendimiento familiar.
Con Bárbara buscamos el camino para que la innovación le diera un vuelco a un negocio muy tradicional, como es el de cosechar y vender alimentos.
Fue difícil ya que uno de los grandes retos de este año fue la conectividad, el acceso a internet y la tecnología. Así que nos manejamos prácticamente todo el tiempo por mensajería de texto. Hicimos una serie de capacitaciones con unos videos cortos de 90 segundos que yo le enviaba como feedback y respondíamos preguntas a través de mensajes y el email. Bárbara tenía que esperar la conexión a la noche para poder responderme y utilizaba la computadora de la hermana para terminar su sitio web.
El programa desarrollado por Innovacien con el apoyo de The Trust for the Americas y Microsoft, le permitió conocer las ventajas de la tecnología y a utilizar herramientas en línea de programación y diseño web.
Luego de las primeras dos semanas de mentoreo, me escribió para decirme “aquí hay varias especias que la gente utiliza poco” y le dije “hagamos un recetario online, distribúyelos a tus clientes a través de mensajes, empieza a promocionar recetas típicas chilenas con ese tipo de productos que tú vendes.” Y ese fue el inicio de un cambio importante, tanto de producto como de enfoque de su negocio familiar.
Durante el mentoreo de este año, aprendimos la importancia del uso de la tecnología, y las aplicaciones disponibles; la importancia de conocer las formas y usos de la tecnología por parte de los clientes; aprendimos a conocer las cualidades de sus productos antes ponerlos al mercado y por último, a ser innovadores. El ejemplo del trabajo desarrollado con Bárbara sirvió para darnos cuenta que en las crisis podemos descubrir otras áreas de trabajo y nuevos productos a desarrollar. Tenemos que estar pendientes de lo que pueda demandar el mercado y también cómo innovar con los productos que tenemos disponibles. En el caso de Barbara, ella tenía estas especias y sus clientes no las conocían, pero ella sabía los tipos de recetas que quedaban deliciosas con sus productos.
El mentoreo durante el año de pandemia fue un desafío, pero también una gran ocasión para el conocimiento propio. Quienes hemos estado alguna vez al frente de un aula, sabemos que damos tanto como recibimos de nuestros alumnos y esta fue mi gran enseñanza: siempre pensar de manera innovadora para dar un servicio o un valor agregado a la persona que tenemos enfrente, sea un alumno, sea un cliente, sea un colega. La mentoría nos permitió analizar con Bárbara diferentes maneras para tomar ventajas de las posibilidades que nos daba la tecnología y como entender mejor al cliente y darle un poquito más; porque sin lugar a dudas ese poco más, se va a traducir en más ingresos.
El año 2021 seguirá siendo desafiante para miles de emprendedores en la región, pero con sacrifico e innovación, y haciendo uso de las tecnologías de comunicación podemos darle una ventaja competitiva a nuestro negocio y seguir adelante.
Gracias Innovacien y Microsoft por ser parte fundamental del proyecto DigiSpark que es la base desde donde podemos construir este futuro de esperanza para miles de personas en América Latina a través de la inclusión digital.
Nota: Foto de Portada, by KOBU Agency on Unsplash