En días pasados tuve la oportunidad de asistir y participar en el Women Economic Forum (WEF) en Cartagena Colombia. Miles de mujeres y aliados nos reunimos para compartir proyectos y mejores prácticas acerca de la manera en que podemos aumentar el acceso a oportunidades económicas y una mayor inclusión social para más mujeres y niñas.
En el encuentro, las representantes del Trust for the Americas participamos junto con mujeres de diferentes contextos económicos, étnicos, políticos y sociales. Igual convivimos con empresarias y victimas de conflictos armados, así como líderes de proyectos sociales y campesinas. Compartimos muchas preocupaciones y también nos regalamos muchos abrazos. Fue un evento donde tendimos lazos entrañables y compromisos de acción conjunta e inmediata.
La moda fue uno de los temas que llamó la atención. En pocas oportunidades nos ponemos a pensar en la moda como instancia social y medio para construir tejidos sociales, identidad e inclusión. Vimos ejemplos de cómo hay comunidades que han aprendido a curar sus heridas, enfrentar sus retos, visibilizar sus condiciones y al mismo tiempo generar recursos económicos.
Hablamos mucho de economías locales en las que las mujeres como cuidadoras, jefas de familia, trabajadoras o campesinas garantizan el funcionamiento de sus comunidades y se levantan después de un conflicto. Conocimos de primera mano, como la Fundación “She Is” ha dignificado y resignificado los telares y los oficios. De cómo los turbantes y lo que producen llevan alivio físico, y espiritual así como promueven el cambio social.
Por nuestra parte compartimos como desde The Trust for the Americas trabajamos por la la inclusión económica de mujeres y jóvenes en situación de vulnerabilidad a través de capacitación y prevención de la violencia.
Aprendimos como “Moda y Rosas” de Medellín incluye, emplea y visibiliza a mujeres con discapacidad. Nos dimos cuenta como hay muchas iniciativas con las mismas intenciones del Proyecto de VIVE: ven, inspírate y vende. Se nos abrieron muchas oportunidades para compartir y aprender.
“Resignificar” fue una constante en este evento, sobre todo explicado en palabras y conceptos. Ejemplo de ello, es el término “campesina” y como debemos trabajar para que deje de ser sinónimo de pobreza. Quisiéramos más bien que el término “campesina” se reconozca como lo que significa: mujeres que garantizan la seguridad alimentaria. Otro termino que se puso en valor es el de “mujeres afrodescendientes”. Coincidimos en que no es correcto reconocerlo como aquellas mujeres que pasan situaciones de desigualdad económica. Que se procuren ya las mismas condiciones de acceso y garantía de derechos para todas.
Al WEF fuimos a ponernos en el lugar de la otra, planear desde los escenarios reales con las protagonistas, considerando la tierra y los entornos etnográficos, todo esto para empezar a transformar nuestras realidades. Lo más retador será involucrar a todas en estos procesos porque no es una prioridad la participación y corresponsabilidad cuando se ha sido víctima y se es pobre.
Necesitamos romper el techo de cristal. Interesante que en el WEF escuchamos mujeres que niegan su existencia y que insisten que la igualdad de oportunidades se tiene que garantizar desde la mera intención de lograrlo. Habrá que trabajar mucho por visibilizar como las ganas no son suficientes si las mujeres no tenemos igual acceso a la educación, la salud, una vida libre de violencia y la participación política. Indispensable exigir políticas públicas y que los presupuestos consideren la interseccionalidad. Si una niña se educa hoy, una mujer en 25 años no conocerá el techo de cristal.
También se insistió en eliminar los pisos pegajosos. Es decir esos espacios donde se insiste que son exclusivos de mujeres y que no les permite ocupar puestos u ocupaciones de toma de decisión. Esos donde también se atribuye que las mujeres son mejores haciéndolo. En este sentido se hizo urgente acercar la tecnología y las carreras a las niñas y mujeres jóvenes. No necesariamente para que se conviertan en ingenieras, si no para que piensen en la tecnología como una herramienta útil en su día a día.
Nadia Sánchez, organizadora del WEF y directora de Fundación She Is, hizo un esfuerzo titánico institucional y personal para reunirnos. Sus sueños se convirtieron en cientos de oportunidades reales para nosotras y las mujeres con las que y por las que trabajamos.
El Proyecto VIVE es implementado por The Trust for the Americas gracias al apoyo de Walmart Foundation, actualmente tiene sedes en 14 estados de la República Mexicana, sumando cada día. Entre 2016 y 2018 capacitó a más de 51 mil personas a nivel nacional. Del total de personas capacitadas, más de 38 mil son mujeres (40% de las cuales son jefas de familia). Asimismo, cerca de 7 mil personas fueron vinculadas a oportunidades económicas (86% mujeres, 60% fueron vinculadas a un trabajo de tiempo completo y el 21% se auto-emplearon o iniciaron proyectos de emprendimiento).